Remolino

Re: Remolino

de Mariana García -
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Gracias Flor y Clara por sus palabras. Esto que escribí quedó un poco lejano en el tiempo y todo siguió evolucionando hacia lugares inesperados pero no quería dejarlas con las preguntas en el aire. Pensando en la relación Arte+Ciencia había encontrado en el flow un punto interesante de contacto. Explico. El flow es un estado óptimo de consciencia en el que se experimenta una completa concentración y absorción en la tarea de modo que el sentido de yo desaparece, el tiempo se distorsiona y no solo el desempeño es elevado sino que la sensación es inigualable. Stephen Nachmanovitch lo describe así en su libro Free Play:

“La intensidad de la concentración y la vinculación en el tema se mantiene y aumenta, las necesidades físicas disminuyen, la visión se estrecha, el sentido del tiempo se detiene. Uno se siente alerta y vivo; los esfuerzos no requieren esfuerzo. Uno se pierde en su propia voz, en el manejo de sus herramientas, en su sentido de las reglas. Absorbido en la pura fascinación del juego, de las texturas y resistencias y matices y limitaciones de ese medio particular, se olvida del tiempo y el lugar en que está. El sustantivo del sí mismo se convierte en verbo. Esta chispa de creación en el momento presente es el lugar donde se fusionan el trabajo y el juego.”

Está clarito en el trabajo científico y artístico pero también en otras actividades como en el trabajo manual, el deporte entre otros. Es quizás una característica humana, un cocktail de dopamina, oxitocina, norepinefrina, serotonina, endorfinas y anandamidas que nos llevan a ese estado pero con una increíble capacidad de motivarnos y maravillarnos. Lamentablemente no soy neurocientífica así que mucho no puedo experimentar pero solo sé que está ahí conectando algo bonito de la humanidad y sus disciplinas.
Y luego intentando llevar esta experiencia hacia algo colectivo reconocí que el ámbito educativo es mi lugar, donde puedo explorar cómo estos estados impactan en la memoria y así en el aprendizaje y el bienestar general. Estoy siendo intencionalmente evasiva en la descripción concreta de mi proyecto. Pero les dejo una pista en las palabras de Carlo Seminara de su libro Curtir el cuero:

“El árbol. Sus raíces, su tronco, sus ramas y sus hojas. Testigo, como dijo Atahualpa, del canto de miles de pájaros. Sabe de música, de amor; de soledades y tristezas. Conoce bien el registro cíclico del universo, de la vida y del día. En África hay árboles sagrados mediante los cuales se realizan ofrendas a los dioses. A su alrededor se tocan tambores, se canta y se baila. Y así la comunidad celebra diferentes acontecimientos. El acto de reunirse es, de por sí, una celebración. De ese árbol, tal vez, nazca un tambor. En esa África, para hacer un tambor se le pide permiso al árbol. Para dar nacimiento a ese tambor se realiza una ceremonia. Cuando lxs africanxs fueron traidxs a América no pudieron traer sus tambores. Y mucho menos pudieron traer sus árboles. Ellxs mismos debieron convertirse en árbol. Fueron árbol transplantado. Fueron semilla. Fueron raíz. Tronco. Ramas. Fueron brote. Danza. Canto. Ritmo. Y Tambor. Fueron ellxs. Y alrededor de ellxs, fuimos todxs.”

Así que no se preocupen si continúo un poco outsider de los formatos que sugieren, solo pasar por aquí me enriquece e impulsa y eso se agradece infinitamente.